Vida Comtemplativa

"Lo dejarán todo por Él"

Nuestro Instituto, además de la vida apostólica, también cuenta la rama contemplativa, en donde los religiosos consagran sus vidas totalmente a Dios y sólo a Él, en la vida de oración, silencio y penitencia.

Quienes movidos por Dios abrazan este modo de vida dentro de nuestra familia religiosa[1], consagrarán sus vidas a contemplar y a vivir el misterio del Verbo Encarnado[2], especialmente en la máxima expresión de su anonadamiento que es la cruz. Invitados a retirarse en el desierto: Venid vosotros a un lugar desierto (Mc 6,31), lo dejarán todo por Él, tomarán su cruz y lo seguirán porque Él mismo ha dicho: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame (Mt 16,24).

Los monasterios son vanguardia de nuestro Instituto y guardianes de su espíritu, mostrando a todos la primacía del amor a Dios y el valor de las virtudes mortificativas del silencio, penitencia, obediencia, sacrificio y amor oblativo.

Oración -litúrgica y personal-, formación, silencio, celda, vida comunitaria son los elementos esenciales de la vida de un monasterio.

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Si quieres saber más sobre la vida contemplativa.

[1] Regla de vida contemplativa, N 5, 7, 8, 48, 50, 67, 134, 137, 171, 174, 179.

[2] “La vida contemplativa implica una permanente dedicación a Dios y a la consideración y amor de su misterio y de su plan de salvación sobre todos

los hombres…” Dir. Esp., [220].