Instituto del
Verbo Encarnado
Instituto del Verbo Encarnado
Enseñorear para Cristo todo lo auténticamente humano
"Somos esencialmente misioneros y marianos"
Constituciones31
"Queremos fundarnos en Jesucristo… queremos amar y servir,
y hacer amar y hacer servir a Jesucristo"
Constituciones7
"La Eucaristía es el centro y la raíz de nuestra
consagración como religiosos"
San Juan Pablo II
«Aspiramos a formar para la Iglesia Católica sacerdotes según el Corazón de Cristo: que abreven su espíritu en la Palabra de Dios, serviciales con el prójimo, solidarios con todo necesitado, promotores del laicado, con gran capacidad de diálogo, sin crisis de identidad, deseosos de la formación permanente, abandonados a la Providencia, amantes de la liturgia católica, predicadores incansables, ‘caudalosos de espíritu’…».
Constituciones 231
Elementos "no negociables"
La Familia Religiosa del Verbo Encarnado
Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará
La rama femenina de la Familia Religiosa del Verbo Encarnado
El escudo del Instituto y su significado
Toda obra toma su fuerza de la sangre de Cristo derramada por nuestra redención.
Símbolo de la pureza
de todas las obras hechas
sólo por Dios.
Representa la realeza
de Cristo.
Es nuestra devoción a la Virgen María,
su materna protección, su presencia
en nuestras vidas y en las obras
apostólicas.
Nuestra misión es predicar: "Tendrán en sus bocas la espada de dos filos de la Palabra de Dios".
Quieren decir Verbum Caro Factum Est
(el Verbo se hizo carne),
porque somos la Familia
Religiosa del Verbo Encarnado.
Son los tres consejos
evangélicos que profesamos al
consagrarnos (votos de pobreza,
castidad y obediencia).
Significa nuestro cuarto voto
de consagración a la
Virgen María en Materna
Esclavitud de amor.