Obras de Caridad
Nuestro Instituto, que busca ser otra prolongación de la Encarnación del Verbo, «para encarnarlo en todo lo auténticamente humano» (Constituciones, 36), desea humildemente por medio de las obras de misericordia:
- Continuar revelando a los hombres el amor misericordioso de Dios para con el género humano, y seguir encarnándola mediante todo tipo de obras de beneficencia y con ello aliviar muchos de los males que aquejan al hombre actual. Para que además por el testimonio de la caridad muchos hermanos conozcan a Dios «para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en el cielo» (Mt 5,16).
- Amar a Dios manifestándolo en el amor concreto a los hermanos, ya que es el único medio posible de amar a Dios, según nos enseñó Jesucristo. Afirma el apóstol: «quien dice que ama a Dios y no ama a su hermano, es un mentiroso» (cf. 1 Jn 4,20). Queremos así seguir las huellas del Verbo Encarnado, que viniendo a redimirnos del pecado, se compadeció aun de las heridas que este causó en nosotros, dado que pasó por este mundo sanando a los hombres de sus miserias físicas y espirituales, con lo cual dio prueba fehaciente de su misericordia y de su amor al Padre.
Decía la Madre Teresa de Calcuta: «no estamos aquí por el trabajo. Estamos por Jesús. Ante todo somos religiosos. No asistentes sociales, maestros, enfermeros, médicos. Servimos a Jesús en los pobres y todo esto que hacemos es por Él. Nuestra vida no tiene otro sentido. Ésta es una cosa que muchos no comprenden. Servimos a Jesús veinticuatro horas al día y Él nos da fuerzas. Lo amamos en los pobres y a los pobres con Él, pero siempre primero al Señor».
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